La certificación de superficies suele ser requerida por notarios y registradores de la propiedad. Mediante la inclusión de la certificación y el correspondiente plano protocolizado en el título de propiedad, se garantiza la situación, forma y dimensiones reales del inmueble transmitido, proporcionando la protección jurídica adecuada entre los participes, y ante terceros. Las descripciones de las fincas que habitualmente manejan notarios y registradores son insuficientes para definir correctamente una propiedad.
El hecho de que la administración, permita la transferencia de propiedades sin ningún tipo de control por parte de los ingenieros técnicos en topografía, genera una cantidad ingente de problemas entre los propietarios y la propia Administración. La ausencia de los topógrafos en el sistema de transferencia de propiedades y la falta de información fiables por parte de la Administración ocasionan una situación tercermundista que debería ser corregida.
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